El viaje iniciático empieza cuando se va de casa, en el momento que la encuentran y lo que hace para conseguir al príncipe en el baile. En mi adaptación, empieza cuando el chico se va de su casa, y llega al pueblo y se tiene que buscar la vida para poder comprarse una casa y vivir tranquilo y lo que hace para conseguir el amor de la chica de la que siempre ha estado enamorado.
Los elementos importantes que quiero señalar después del viaje iniciático en mi adaptación,es la boda, cuando se encuentran y se casan, y tienen hijos, es decir forman un nuevo núcleo familiar.
Con todo esto llego a la conclusión de que no hay que dejar que nadie te diga lo que tienes que hacer y lo que no, que al final todo sale como uno quiere.
Como es una adaptación para infantil he querido cambiar sobre todo el incesto que quería cometer el rey con su hija, poniendo que Archie se quiere ir al pueblo porque tiene allí el amor de su vida.
Como veréis también en mi adaptación, al final de todo, la madre y el hijo vuelven a estar juntos y son todos muy felices.
Aquí os dejo mi adaptación, espero que os guste:
Archie:
En un pueblecito de Cáceres, vivía una familia que estaba muy unida. Tenían un hijo de cinco años y siempre estaban con él. Ella se llamaba Laia y él Guillermo. Su hijo pequeño se llamaba Archie. Las demás familias del pueblo siempre les veían muy felices por todos los sitios a los que iban.
Guillermo era el hombre más atractivo del mundo y todos le tenían una envidia por lo guapo y simpático que era.
Guillermo estaba enfermo pero nadie lo sabía y un día Laia le tuvo que llevar al hospital por que no podía quedarse de pie ni cinco segundos… Los médicos la dijeron a Laia, que ya no podían hacer nada que la enfermedad había avanzado mucho y ya no había forma de curar a su marido.
Muy triste Laia entró en la habitación para estar con Guillermo y éste antes de morir le dijo que cuidase mucho de Archie y que le pedía como último favor que si no podía seguir en el pueblo por todo lo que iba a hablar la gente, que se fuese a la ciudad.
Guillermo murió y Laia se quedó muy triste. Se consolaba cuidando de Archie y jugando a todas oras con él.
Al cabo de unos días, la gente del pueblo empezó a hablar sobre Guillermo, ya que llevaban tiempo sin verle por el pueblo. Laia no quería decir nada y pensando que hacer creyó que lo mejor sería irse del pueblo como le dijo su marido antes de morir para olvidar todo aquello a pesar de que le dolería que Archie tuviese que dejar a sus amigos y en especial a una niña con la que se pasaba el día jugando, que se llamaba África. Cogió a Archie y se fueron a vivir a la Ciudad.
Pasaron los años y Archie iba creciendo cada vez más, y cada día era más guapo y más simpático. Laia ya había hecho amigas en la ciudad y estaba muy contenta.
Un día comiendo, Laia miró a su hijo y le dijo que estaba guapísimo, incluso más que su padre. Terminaron de comer y Archie se fue con sus amigos a la calle. Laia estuvo toda la tarde pensando en como decirle a su hijo, que nunca más iban a volver al pueblo.
Cuando Archie llegó por la noche, Laia le contó todo; la condición que le puso su padre antes de morir, y le dijo que si volvía al pueblo todo el mundo la miraría mal por haber huido de esa manera.
Archie se quedó pálido ya que el quería volver al pueblo porque sabía que allí estaba el amor de su vida, África. Pensándolo mucho Archie se dirigió a su madre y le dijo que sólo se quedaría con ella en la ciudad si conseguía comprarle el mejor coche del mundo. Laia dijo que lo conseguiría aunque tuviese que estar día y noche trabajando para conseguir todo el dinero que le hacía falta, ya que no quería que su hijo se fuese.
Archie estaba tranquilo porque era mucho dinero y no lo iba a conseguir y sabía que volverían al pueblo.
Al cabo de los años la madre llamó a Archie y le dijo que tenía una sorpresa para él. Cuando Archie vio aparcado en la puerta de su casa el mejor coche del mundo, miró a su madre y ésta le dio las llaves. Archie no se lo creía. Su madre lo había conseguido, y esto quería decir que tendría que quedarse con ella en la ciudad.
Antes de que su madre hablase, éste le dijo que todavía tenía que hacer otra cosa para que así se quedase definitivamente. Laia le dijo que le pidiese lo que quisiera, que lo iba a conseguir. Archie estuvo pensando durante un rato y decidió pedirla una maleta enorme hecha con toda clase de pieles de animales de todo el planeta. Laia miró a Archie y le dijo que eso la iba a llevar mucho tiempo, a lo que éste contestó que no pasaba nada que era joven y podía esperar.
Laia que ya tenía muchos contactos en la ciudad, les contó a sus amigas lo que necesitaba y el marido de una de ellas que era cazador le dijo que no se preocupase que lo tendría pero que le iba a llevar mucho tiempo.
Pasaron dos años aproximadamente y el marido de la amiga de Laia consiguió terminarlo y se lo dio.
Laia se puso muy contenta ya que lo había conseguido y por fin se podría quedar con su hijo en la ciudad.
Cuando llegó Archie y Laia se lo dio, Archie ya no supo qué hacer para no quedarse en la ciudad, asique esa misma noche cogió la maleta enorme hecha con toda clase de pieles de animales de todo el planeta, tres trajes de su padre y se colgó el anillo de boda de su padre en una cadenita que llevaba, se montó en el coche y se fue dirección al pueblo de Cáceres donde vivía antes.
A partir de ahí, su vida fue dura, tuvo que trabajar mucho para poder comprarse una casita y mientras tanto se escondía en otro pueblo para que nadie le reconociese.
Pasó mucho tiempo mientras consiguió el dinero, pero cuando lo tuvo no dudo en ir a comprarse una casita en su antiguo pueblo, en el de toda la vida. Mucha gente del pueblo le miraba y lo admiraba por lo guapo que era.
El siguió trabajando en un bar para poder sobrevivir, y de repente un día entró una chica guapísima con dos amigas. Él las atendió y se quedó mirando a una de ellas mucho. Las chicas siempre iban por la tarde a ese bar para merendar.
Una de las amigas, le dijo a la chica que aquel muchacho le estaba mirando mucho, pero ella no las hizo caso.
Pasaron los días y la chica seguía yendo al mismo bar del pueblo y siempre pedía lo mismo, un bocadillo de jamón serrano. Siempre se cruzaban las miradas entre ellos dos, pero no hablaban.
Llegaron las fiestas del pueblo y las chicas organizaron una fiesta en un chalet. Fueron repartiendo las entradas para la fiesta, y una de las amigas de la chica le dio una entrada a Archie.
Cuando llegó la noche Archie pidió al jefe salir un poco antes para poder ir a casa a arreglarse para la fiesta; éste le dijo que fuese pero que no llegase muy tarde ya que tendrían mucho jaleo y tenían que preparar muchas cosas.
Éste llegó a la fiesta muy guapo, con uno de los trajes de su padre, y en cuanto entró, la chica misteriosa se quedó embobada mirándole, se acercó y empezaron a hablar. La chica le preguntó muchas veces como se llamaba y que le había pasado para llegar hasta ese pueblo, él no la decía nada. Ahí descubrió que esa chica que tanto le gustaba, era su amiga África.
Llegó la hora de irse y salió corriendo. Llegaba tarde al bar y el jefe le regañó un poco. Pidió perdón y se puso a trabajar.
Al día siguiente África y sus dos amigas volvieron al bar como cada tarde para merendar. Archie les puso sus bocadillos con la coca cola, y una de las amigas se acercó a él y le dio otra invitación para la fiesta de esa noche.
Archie volvió a hablar con el jefe y le dijo que se fuese a la fiesta pero que por favor llegase más pronto que el día anterior.
Archie salió del bar y se fue corriendo a casa para ponerse guapo. Se puso otro de los trajes de su padre y se fue a la fiesta.
Cuando llegó, África le estaba esperando, y nada más entrar se fue directa a él para hablar. Estuvieron bailando, bebiendo refrescos y se lo pasaron muy bien, pero llegó la hora de irse y volvió a salir corriendo de la fiesta. Fue a casa se volvió a cambiar y se fue al bar a trabajar.
Esta vez no llegó tarde y el jefe no le regañó.
A la tarde siguiente África volvió al bar con sus dos amigas y pidieron lo de siempre. Esta vez fue África la que se acercó y le dio la invitación. Le dijo que fuese, que era la última noche de fiestas y que se lo iban a pasar genial. El jefe que vio como se miraban le dijo que le daba el resto del día libre y que volviese ya al día siguiente.
Archie se fue a casa. Era la gran noche, la última. Se puso el último traje de su padre, el de la boda, se peinó, se echó su colonia como cada día y se dirigió hacia la fiesta.
Cuando entró todo el mundo se dio la vuelta para verlo, África estaba deseando que llegase y como las dos noches anteriores, fue directa a hablar con él. Archie estaba muy nervioso y África aprovechó para meterle un anillo en su dedo sin que éste se diese cuenta. Estuvieron bailando como cada noche y cuando llegó la hora, Archie salió corriendo.
A la tarde siguiente, África volvió al bar, esta vez iba sola. Pidió su bocata y Archie se lo preparo como cada día, pero esta vez le metió el anillo de boda de su padre en el bocata…
Cuando África lo descubrió se acercó y le dijo:
África: Perdona, ¿sabes qué es esto?
Archie miró el anillo, y le dijo que no, que no tenía ni idea. África entonces lo miró y siguió insistiendo, pero Archie le seguía negando todo. Entonces África le dijo:
África: Sé todo desde el principio. Este anillo que tengo aquí, es la pareja del que tú tienes puesto en tu mano. Sabía desde el principio que eras Archie, ese niño que con 5 años se fue del pueblo y no supe nada más de él.
Archie miró su mano y vio el anillo, se puso muy nervioso y la pidió perdón. Le contó todo lo que había pasado y ella le dio un beso con mucho amor.
Desde entonces empezaron a ser novios y con el paso del tiempo se casaron y tuvieron dos hijos. Se fueron a vivir a la ciudad y una vez allí, Archie llamó a su madre y fue a verla, la pidió perdón por haberse ido sin decirla nada, pero no quería quedarse en la ciudad sabiendo que el amor de su vida estaba en el pueblo.
Laia se puso muy contenta de que se hubiese casado con África. Le perdonó a su hijo y le dijo que por favor ahora que ya había encontrado el amor, que no la dejase sola nunca más. Así lo hizo Archie y fueron todos muy felices y comieron perdices.
Vale, pero te ha quedado muy poco infantil.
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